27 de marzo de 2012

Generación JESP: Jóvenes Emigrantes Sobradamente Preparados


“Se trata de la generación más formada de nuestra historia contemporánea, a la que ahora no podemos corresponder con un empleo. Resulta que se han formado, como les dijimos que hicieran, han ido a la Universidad, como debían hacer, pero en el momento de incorporarse al mercado laboral, no tenemos oportunidades para ofrecerles, como les prometimos”.


‘Generación JESP’, Jóvenes Emigrantes Sobradamente Preparados, es la marca de la generación de jóvenes que, por capricho de la historia, se han visto envueltos en una severa crisis económica y a la postre laboral, y que tristemente forman parte del país con la tasa de desempleo juvenil más alta de todo Europa, con el 49,9% en enero de 2012 (EUROSTAT), muy lejos de la media europea (22,4%). La tasa de paro juvenil en Yémen es del 49%. Algo preocupante.


Eusebio Megías, responsable de numerosos estudios juveniles, señala que “la crisis ha hecho cambiar muchos conceptos, uno de ellos es que ya no buscan (los jóvenes) un trabajo maravilloso para tener dinero, ahora sencillamente buscan un trabajo. Además, el horizonte ya no es tu comunidad, ciudad o país, sino Europa y el resto del mundo.”  

La consultora PwC habla de que cerca del 80% de los jóvenes nacidos a partir de los años 80 en adelante, muestra su rotundo deseo de salir a trabajar fuera de España, apuntando que al nivel evolutivo de globalización que estamos viviendo, en un futuro no muy lejano, serán cerca de la mitad de los jóvenes españoles quienes trabajen fuera de nuestro país. Sin embargo, nos encontramos con una contraproducencia entre los deseos y las verdaderas oportunidades para poder emigrar en busca de un futuro más prometedor. De los que se van o han vivido en alguna ocasión en el extranjero, 7 de cada 10 lo ha hecho gracias a subvenciones públicas o privadas, ya sea en forma de beca o cualquier otra ayuda externa, lo que indica la dificultad de poder hacerlo por cuenta propia.

El propio Eusebio Megías apuntala dichos datos afirmando que esta emigración juvenil no es tan sencilla como el desear hacer las maletas y decir adiós, ya que aunque muchos querrían buscarse un hueco fuera de España, lo desean por la falta de trabajo dentro de nuestras fronteras, lo que significa que
no tienen ingresos o ahorros con los que afrontar esta partida, convirtiéndose en el pez que se muerde la cola, sólo al alcance de los más afortunados cuyas familias pueden permitirse ayudarles en la adaptación propia de los primeros meses.

Una de las principales consecuencias de este deseo migratorio es la necesidad imperante de sentirse útiles, de hacer algo con sus vidas y no esperar a la merced de la suerte que un día llame a sus puertas con un buen trabajo envuelto en papel de regalo, justificando de algún modo tanto esfuerzo invertido durante los años universitarios, horas bajo el flexo y ‘sufrimiento’ casi siempre poco comprendido. 

Una fuente de la Federación de Pequeñas y Medianas Empresas de Consultoría (FENAC) y basándose en la Encuesta de Población Activa (EPA) muestra que principalmente son ingenieros, arquitectos e informáticos los que deciden marcharse, por supuesto sin dejar atrás a los miles de licenciados, diplomados y ahora graduados de otras muchas ramas, que optan, o por lo menos sueñan, con una mejor forma de vida, o tan sólo una oportunidad.

La misma FENAC sostiene lo que todos sabemos, que “se trata de la generación más formada de nuestra historia contemporánea a la que ahora no podemos corresponder con un empleo. Resulta que se han formado, como les dijimos que hicieran, han ido a la Universidad, como debían hacer, pero en el momento de incorporarse al mercado laboral, no tenemos oportunidades para ofrecerles, como les prometimos.”

‘Fuga de cerebros’

La pregunta que se plantea la sociedad española frente a esta situación es, ¿qué sucederá dentro de unos años cuando esta generación deba tomar las riendas del país? ¿volverán estos jóvenes al país de donde un día debieron salir por falta de oportunidades?

Una de las más graves consecuencias de esta forzosa emigración es la cantidad de dinero invertido en nuestra generación, que será aprovechado por otros países en los que sí se valora y dan oportunidad a la ya bautizada como “generación más preparada de la historia”. Es ingente la cantidad de fondos invertidos en educación universitaria, y digo invertidos porque en la base es una apuesta de futuro, la preparación de los futuros dirigentes de un país, ni más ni menos, que son tirados a la basura y que en definitiva, y como muchos especialistas de empresa dirían, no supondrá ningún tipo de ROI para este país en los años venideros.

Se aboga e insiste en la cultura del ‘trabajo duro’ y de ‘apretarse el cinturón’ como única forma de llegar a ver la luz, sin embargo, muchos desconocen a la generación de jóvenes BB, jóvenes Becarios que cobran en B, cerca del 65% de jóvenes españoles entre 24 y 29 años, que trabajan con contratos de becario y cobran miseros sueldos en negro. Estos son los mismos a los que se les pide ‘trabajar mucho’ y ‘apretarse el cinturón’, esos que seguramente no coticen decentemente hasta cerca de los 30, a los que les es imposible independizarse, esos para los que comprarse un piso es un sueño tan lejano como improbable.

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